El transporte médico se refiere a los servicios de transporte no urgentes diseñados para ayudar a los pacientes a desplazarse hacia y desde los centros de salud para sus citas médicas programadas. Estos servicios son esenciales para quienes no requieren atención de emergencia, pero enfrentan dificultades para acceder a la atención médica debido a problemas de movilidad, falta de transporte personal o afecciones médicas que les impiden conducir.

El transporte médico para servicios rutinarios es comúnmente utilizado por pacientes mayores, personas con discapacidades y quienes se someten a tratamientos como diálisis, fisioterapia, quimioterapia o chequeos regulares. Dependiendo de las necesidades del paciente, las opciones de transporte pueden incluir vehículos ambulatorios, camionetas accesibles para sillas de ruedas o servicios de transporte médico no urgente (NEMT).

Muchos proveedores de atención médica, compañías de seguros y programas gubernamentales, como el beneficio de Transporte Médico No Urgente (NEMT) de Medicaid, cubren o subsidian estos servicios para garantizar que los pacientes reciban la atención médica necesaria. Algunos servicios operan con horarios programados, lo que permite a los pacientes reservar viajes con anticipación, mientras que otros pueden ofrecer transporte a pedido. Al garantizar un acceso confiable a los centros de salud, el transporte médico rutinario ayuda a prevenir citas perdidas, promueve mejores resultados de salud y reduce los reingresos hospitalarios. Desempeña un papel crucial para apoyar la vida independiente de las personas con enfermedades crónicas y mejora la accesibilidad general a la atención médica.