El manejo de los agarradores intestinales requiere práctica y habilidad debido a que las puntas de los agarradores son pequeñas y la presión en las puntas se magnifica; demasiada presión puede llevar a daño tisular y muy poca presión puede causar que el tejido se salga del agarre. Las técnicas mínimamente invasivas pueden privar a los cirujanos de la retroalimentación táctil, la percepción de profundidad y la coordinación mano-ojo de que disponen durante los procedimientos abiertos, lo que hace que sea mucho más difícil juzgar cuánta fuerza aplicar. El tejido intestinal está considerado como uno de los más delicados del cuerpo humano, por lo que es esencial que la punta de agarre sea capaz de ofrecer un agarre seguro, sin ejercer una presión excesiva.
